En el primer experimento, 96 cerdos de 22 kg recibieron cuatro dietas distintas durante el crecimiento (0,95% lys) y acabado (0,68% lys) con niveles crecientes de guisantes: 0, 12, 24 y 36%. No se apreciaron diferencias productivas ni de espesor de la grasa dorsal debidas a las dietas; aunque el tamaño de los lomos de los animales que recibían dietas con guisantes era superior (p<0,05).
En la prueba 2, 120 lechones de 7,8 kg de PV también recibieron 4 dietas distintas con niveles crecientes de guisantes: 0, 6, 12 ó 18% durante 4 semanas. No se observaron diferencias en ninguno de los parámetros medidos (GMD, IC, consumo).
En la prueba 3, se midió la digestibilidad ileal (aparente y estandarizada). La digestibilidad aparente (de la metionina, triptófano, cisteína y serina) y la digestibilidad estandarizada (de la metionina, triptófano y cisteína) era inferior en los guisantes que en la harina de soja (p<0,05). La digestibilidad para la proteína y para el resto de aminoácidos no fue distinta.
En el cuarto experimento se determinó el balance energético. Los valores de energía digestible eran similares entre los guisantes y el maíz aunque la energía metabolizable era superior en el maíz (3.825 vs 3.741 kcal/kg; p<0,05).
Los resultados de estos experimentos demuestran que los nutrientes de los guisantes son altamente digestibles. Por lo tanto, estos guisantes pueden ser incorporados a las dietas de lechones destetados y de engorde al 18 y 3% respectivamente.
HH Stein, G Benzoni, RA Bohlke y DN Peters 2004. J Anim Sci. 82(9):2568-2578